PERFIL E IDENTIDAD DOCENTE

Indiscutiblemente, la formación de los maestros está íntimamente ligada al desarrollo socioeconómico de las naciones, especialmente, en la nuestra, una nación tercermundista e imitadora de modelos pedagógicos que poco han cambiado la forma transmisionista de enseñar, y, en la cual la desigualdad socioeconómica y la producción han determinado y delimitado fronteras en la labor docente del maestro. Adicionado a lo anterior, los lastres históricos de la misma profesión docente y del maestro en su condición humana han generado movilidad en algunos de ellos, por un lado por la distante relación entre la profesión y la realidad social en la que se mueven los agentes que intervienen en la educación, y, por otro lado, por los conflictos generados entre la formación pedagógica del maestro y su función social como agente de cambio.

Con base en lo anterior, se puede afirmar que uno de los elementos constitutivos de una profesión, en este caso la Docencia, debe ser la conformación de una imagen que le confiera un sentido social, que la dignifique y le dé un código de conducta dentro de la cual se pueda desarrollar su labor formadora. Así mismo, se deberá conformar un modelo ético y de práctica de la profesión que sea fuertemente internalizado por todos los actores del proceso de enseñanza- aprendizaje, especialmente, por los maestros, pues son ellos quienes por VOCACIÓN, deberán prestar un servicio social que posibilite la apertura de las mentes de quienes están a su cargo y por otro lado, participarán activamente en la vida de la comunidad para guiar hacia una mejor situación económica y cultural de la misma, lo cual va por encima de transmitir conocimientos inherentes a la división del trabajo.

Sin embargo, es difícil mantener una identidad docente cuando, primero que todo, las instituciones se resquebrajan, las relaciones son múltiples, efímeras y superficiales, es decir, el contorno institucional que hace parte de la vida docente se transforma de manera rápida y sufre cambios radicales en la forma de ser Maestro, y en segunda instancia, porque en la comprensión de la lógica docente, el maestro no debería ser un operario de políticas educativas pues cada vez se le reconoce más como alguien que es capaz de tomar decisiones, hacer juicios y establecer criterios que orienten su acción educativa que subyace a su labor formadora, pues la IDENTIDAD es una construcción social que pone énfasis en las prácticas sociales, históricas y culturales, donde no haya resistencia al cambio y se transformen las tendencias tradicionales por dinámicas educativas que favorezcan la labor docente como agente de cambio y de comprensión de su propio ser.

Entonces, bajo tantas adversidades y presiones, cómo construye el maestro su identidad docente?, en esta parte del escrito se darán algunas ideas:


  1. El educador deberá dejar de ser profesor y convertirse en maestro, pues aunque los primeros explican, son puntuales, hacendosos, comprensivos, exigentes y con comprobado saber, distan del maestro en cuanto estos últimos son reconocidos por sus pares y sus estudiantes como un modelo a seguir.
  2. El maestro, adquiere una dignidad sin buscarla, se la gana por su labor formadora, sencilla y humilde que no guarda nada para sí, sino que por el contrario da todo de su ser personal e intelectual, además tiene la capacidad de allegar a la totalidad de la persona fuera de cualquier estrechez intelectual.
  3. El maestro deberá ser modelo de formación en todas sus dimensiones, por lo tanto estará en capacidad de exigir, aun cuando exista disparidad de pensamiento.
  4. El maestro deberá tener siempre las puertas abiertas al diálogo y la comprensión, en donde las opiniones acordes y discrepantes acerquen lazos de amistad. Deberá manejar con tacto psicológico el trato y la autoridad con los demás.
    Ser maestro es enseñar a pensar como el discípulo ha de pensar y no como lo quiere o impone el maestro, no domina el conocimiento, lo induce y lo comparte, de esta forma el maestro ha de desaparecer cuando se produce el alumbramiento del aprendizaje.
  5. El maestro deberá estimular la investigación, para hallar las huellas del acierto y de la verdad. Deberá así mismo, mostrar espíritu de iniciativa, originalidad, creatividad y amplitud mental.
  6. La pedagogía del maestro no debe ser instructora, sino educadora, reconociendo en un currículo oculto elementos que permitan enseñar a pensar y no sólo a retener memorísticamente hechos útiles.
  7. El maestro deberá tener autoridad moral, ser líder y modelo que prodigue con su ejemplo y actitud más que con palabras en todos los instantes de su labor docente. Así mismo, deberá tener dominio de sí mismo y de los demás a través de la autoridad, sinónimo de firmeza y madurez.
  8. El maestro no deberá estar expectante sólo a una mesada que le permita tener bases económicas, si no que deberá propender por un desempeño profesional y laboral que sirva de modelación de conductas estudiantiles socialmente aceptadas.
  9. En todos los niveles educativos el BUEN MAESTRO, ama su oficio por sobre su propio haber cognoscitivo y de cuánto gane o devengue por su noble tarea de ser maestro, da de sí su todo personal y en el nivel superior deja volar con mayor soltura la inteligencia de los estudiantes, por ello la universidad es por vocación el lugar privilegiado donde la persona se despliega en armonía, donde compra la alegría de la verdad y donde reconoce el valor de aprender no solamente para su oficio o profesión.
  10. El Maestro deberá secularizar su labor docente, no sólo en el moldeamiento de carácteres, sino en beneficio propio a través de la capacitación continua que le permita afianzar o mejorar sus bases pedagógicas.
  11. El maestro deberá tener competencia profesional, con una debida preparación profesional y con una cultura adquirida que le permita desenvolverse libremente y con un alto grado de credulidad, conociendo más de lo estrictamente exigido por los programas, tanto en extensión como en profundidad. Esto conlleva a reconocer que el magisterio no debe improvisarse.


    Finalmente, el horizonte de ser maestro no se debe perder, por el contrario se debe recuperar la imagen que de Apostolado se tiene desde tiempos atrás y la misión de entrega desinteresada. Es necesario que el trabajador docente se reubique como trabajador de la cultura, que en el contexto formativo toma signo de trabajador de lo humano, y aunque algunos consideren la VOCACIÓN DOCENTE como algo innato, otros afirman que es algo que se puede adquirir, sea cual fuere la naturaleza de la vocación para el magisterio es una inclinación atractiva fundamental para el ejercicio de la Docencia.

2 comentarios:

blopez dijo...

La idea 8 y 9, me parecen un pilar fundamental en los tiempos actuales, pues si bien, no lo debe ser todo para poder ejercer la Docencia, el estado, debe procurar una remuneración mínima para el bien vivir de un ser humano preparado. Y este a su vez no mentirse a sí mismo sobre su papel y rol en el cual se emplea. Felicidades y salu2 desde Orizaba, Veracruz, México.

Unknown dijo...

muy buen articulo sobre Perfil del docente Saludos desde Santo Domingo.